MÉDICOS EN COLOMBIA:
NO HAY EJÉRCITO PARA LA SALUD
Colombia es uno de los países con menores garantías para los médicos, principalmente por la falta de apoyo estatal y el detrimento de las condiciones laborales. No hay dignidad para quienes ejercen la Medicina ni equidad para quienes pretenden estudiarla.
​
DE DINERO Y DE SUPLICIOS
Para ser médico en el país no basta solo con tener vocación.
Matrículas por los aires, poco apoyo estatal y falta de recursos económicos truncan este objetivo.
Por: Juan Nicolás Barahona Espinosa
Sentarse en una sala de urgencias de una EPS o de un hospital de medianos recursos puede ser lo mismo que hacerlo ante un escenario en el que se expondrá una historia trágica. Gritos, angustia, personas pálidas y mujeres con niños en brazos. El llanto, la agitación y la impotencia crean un ambiente de indignación y desespero.
​
Si se observa de puertas para afuera, largas filas de personas bordean las calles a los alrededores de los centros de salud, pues decenas de enfermos claman por una cita con un especialista.
​
Si se mira para adentro, médicos residentes van de un lado a otro, con hambre y con cansancio, cubriendo un turno que puede ser hasta de 24 horas seguidas.
​
La gente se queja. La gente señala. La gente espera y espera. Y sigue sentada en la sala de luz blanca de toque mortecino, ya sea en sillas que con el tiempo entiesan las nalgas y la espalda, o contra las paredes frías, o tirados en el suelo.
​
En este contexto, una llamada al triage puede ser más milagrosa que la mismísima cura, pues es fuente de esperanza para aquellos que quieren dar fin al maldito malestar que les bloquea mente y cuerpo.
​
Y esto ocurre porque en Colombia no es permitido caer preso de una enfermedad, a pesar de que el acceso a la salud sea un derecho constitucional. Esperando, una persona no sabe si temerle al dolor que tiene en el cuerpo o al rally de traslados a diversas clínicas y hospitales al que puede ser sometida.
​
​
Colombia enfrenta una escasez de profesionales de la salud especializados.
Foto: Pixabay
Respecto a la prestación de aquel servicio, es recurrente que no haya cupos, ni agenda ni sistema. Otras veces, simplemente no hay capital humano para atender a los enfermos.
​
El Observatorio de Talento Humano en Salud encontró que el país tuvo una necesidad no cubierta de 16 mil especialistas en el año 2016, y que esa brecha, si bien se reduce un poco, será casi igual el próximo año. Aproximadamente, faltarán 14 mil.
​
En la sala de espera de una institución prestadora de salud en Bogotá, una mujer grita mientras señala a una anciana que está casi en los huesos y que está acostada al descubierto sobre una camilla.
​
- ¡Oiga! ¡Cómo tienen a esa señora así! – le replica a un enfermero –. Va a tocar hacer un escándalo aquí.
​
Casi al unísono, los pacientes en la sala giran la vista para mirar el cuerpo pálido de la anciana, que apenas está cubierto con la bata que les ponen a los enfermos.
​
- Discúlpeme, mi señora – dice el aludido, mientras se acerca a la camilla –. Es que, créame, estamos colgados.
​
La culpa ante la falta de personal médico se remonta mucho a los problemas de corrupción y de administración de las prestadoras del servicio de salud.
​
Aunque, si bien sí existen estos problemas, es muy difícil cubrir los vacíos del sistema si no hay una cantidad óptima de profesionales. Y más aún teniendo en cuenta las dificultades que existen -y que llegan a calificarse como exageradas- para convertirse en médico en Colombia.
Desde la fuente
​
Estudiar Medicina tiende ser un calvario para los jóvenes de clase media en el país. Y no por las exigencias académicas, pues es claro que cualquier carrera universitaria tiene una complejidad particular. La razón es por el dinero, llanamente. Tener la cantidad suficiente para costearla puede llegar a ser algo impensado (y hasta aterrador).
​
En promedio, la matrícula de pregrado de Medicina en una universidad privada cuesta 14 millones de pesos, siendo la carrera de mayor costo en Colombia desde hace dos décadas.
​
Téngase en cuenta que los ingresos en los hogares colombianos de 3 o 4 personas oscilan entre menos de un 1 salario a 2 salarios mínimos mensuales legales vigentes, de acuerdo con el DANE.
​
Es decir, cada semestre tienen un aproximado de 5 millones de pesos (para todos los gastos del hogar) frente a los 14 millones de la carrera.
“Para nosotros es muy complejo costear la educación de nuestro hijo, porque cada semestre tenemos que correr a buscar toda la plata para la matrícula. Y como no podemos dejarlo sin carrera, casi siempre tenemos que pedir préstamos o sacar un crédito. Si le suma los gastos diarios y del hogar, ya se imagina usted cómo es la carga para nosotros y cómo será la deuda”, explica la madre de un estudiante de Medicina de la Universidad de La Sabana.
​
Actualmente, Colombia cuenta con 52 facultades de Medicina, de las cuales 17 son públicas. He ahí entonces un primer obstáculo, o, mejor: el inicio del embudo para ser profesional en el campo de las ciencias médicas.
Si no hay dinero para pagar en lo privado, bueno tiene que ser lo Estatal. O, por lo menos, debe encontrarse como una opción.
​
Y, bueno, sí hay oferta, pero se tiene que saber que los cupos para acceder a universidades públicas son reducidos.
​
José Ricardo Navarro, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, afirma que cada semestre se ofrecen 140 para esta carrera, que son disputados por un aproximado de 7000 personas provenientes de diversas partes del país. “Hay ocasiones en los que este número asciende a 12.000”, afirma.
​
En ese caso, ¿qué opciones les quedan a los jóvenes que quieren ser médicos pero que no obtienen un cupo en una universidad pública?
​
Una de dos: o continuar buscando, lo que implica aplazar y aplazar semestres hasta aprobar los exámenes de admisión, o trasladarse a otra región del país y presentarse nuevamente a otra institución de educación superior.
​
Para esto último no se puede tener en consideración a Sucre, Córdoba, Cesar, Chocó, Arauca, Meta, Vichada, Guaviare, La Guajira, Vaupés y la Amazonía, pues no cuentan con ninguna facultad pública de Medicina.
​
En este primer filtro hay una responsabilidad doble. Por una parte, el aspirante debe tener los conocimientos y las habilidades para afrontar correctamente la carrera de Medicina (a sabiendas, claro, de la relevancia que poseen los profesionales de la salud en la sociedad).
​
Pero también es evidente la falta de apoyo estatal.
“Para nosotros es muy complejo costear la educación de nuestro hijo, porque cada semestre tenemos que correr a buscar toda la plata para la matrícula. Y como no podemos dejarlo sin carrera, casi siempre tenemos que pedir préstamos o sacar un crédito. Si le suma los gastos diarios y del hogar, ya se imagina usted cómo es la carga para nosotros y cómo será la deuda”, explica la madre de un estudiante de medicina de la Universidad de La Sabana.
.
“Las universidades públicas no contamos con los fondos suficientes para aumentar el número de estudiantes, pues nuestro mayor reto es conseguir fondos para nuestro funcionamiento. Por cada peso de nuestro presupuesto, nosotros debemos generar 70 centavos. Es decir, el Estado solo nos da el 30% de los recursos, lo que nos lleva a aumentar nuestros esfuerzos para conseguir dinero y así mantener la calidad de la formación”, afirma el decano de Medicina de la UNAL.
Como el cohete
​
Una tercera opción (o un nuevo filtro) para ser médico es acudir a la educación privada, y acoplarse al monto que la institución de educación de este carácter le asigne a la carrera.
​
Eso sí, al ser autónomas no están sujetas a ninguna regulación en materia económica con relación al costo de sus carreras, dadas las favorabilidades que les otorga la polémica Ley 30.
​
Es por ello que pueden aumentar y asignar costos (casi) libremente, con regulaciones leves por parte del Ministerio de Educación.
​
Ahora bien, desarrollar la carrera de Medicina en el país trae grandes retos no solo para el estudiante sino también para las instituciones de educación superior, independientemente si son estatales o privadas.
​
Para el desarrollo de las materias en la carrera de Medicina se hace necesario adecuar espacios, invertir en insumos químicos, infraestructura y equipos médicos, pagar a profesionales y docentes y formalizar convenios entre los hospitales y las instituciones de educación.
​
“Se sabe que todos los estudiantes tienen las mismas capacidades, pero a veces no todos tienen las mismas oportunidades para cursar esta carrera”, dice Natalia Mejía, decana de Medicina de los Andes.
“Por la calidad de los profesores y de la infraestructura que tenemos, el precio tiende a aumentar considerablemente”, añade.
​
Ante la falta de recursos aparece el tercer filtro, que más bien se traduce en la toma de esta decisión: endeudarse o no estudiar.
Camino de piedra
​
“Hacer un pregrado de Medicina es una inversión de alto riesgo”, afirma Alejandro Luengas, economista de la Universidad de La Sabana. “Los tiempos prolongados, el alto costo de las matrículas y la incapacidad que tienen los jóvenes para ser económicamente independientes hacen que no sea para nada fácil tomar la decisión de cursarla”.
​
Para una familia de clase media, que al pagar arriendo y servicios gasta más de la mitad de sus ingresos, puede llegar a ser imposible costear tranquilamente esa carrera.
​
- Papito, ¿se acuerda de lo que veníamos hablando? Ya no tenemos cómo pagarle.
- Y entonces, ¿qué nos queda? ¿Cómo hacemos?
- ICETEX. Su papá está hasta el cuello de deudas y yo tampoco tengo cómo.
- ¿Y la deuda?
- Ay, no, mijo. Tocó.
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
Para el año 2017, por ejemplo, el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior desembolsó 45.924 nuevos créditos educativos para pregrado. El 94 % de ellos fueron para personas de estratos 1, 2 y 3.
​
“Cuando las familias empiezan a encontrar más y más limitantes, prácticamente les toca ponerse a dar vueltas para hacer que sus hijos empiecen a estudiar o sigan estudiando. Si se les hace muy difícil pagar, optan por adquirir un crédito que crece mucho por los intereses, y aún más en Medicina. Como tiene 2 semestres más que una carrera promedio, eso se refleja en que la deuda puede llegar a ser el doble que pagarían si estudiaran algo diferente”, añade Luengas.
​
- Mijo, ahora le toca decidir. ¿Por qué no estudia algo más barato?
- Sí, yo lo he pensado, pero es que usted sabe lo que quiero.
- Mijo, mire que puede ayudar siendo enfermero, o auxiliar, o no sé, algo distinto. No tiene por qué ser médico.
- ¿Yo no les podría colaborar a ustedes?
- ¿Colabar? ¿Con plata? No, mijo. Usted sabe que no podría.
- Sí, pero, de pronto, no sé, trabajo y estudio, o cobro por hacer trabajos. Yo me levanto la plata.
- Sea realista, papito. ¿Con qué tiempo? Y, a ver, piense en lo que tiene que gastar. Copias, comida, transporte. No, mijo. Con el alma le digo que simplemente no podemos.
Actualmente, la clase media no cuenta con la capacidad para costear la carrera de Medicina.
Foto: Juan Nicolás Barahona Espinosa
MÉDICOS NECESITAN SER PACIENTES
​
​
Las cargas por ejercer y cursar la carrera están generando consecuencias negativas para la salud mental de estudiantes y profesionales de la salud.
Por: Mariana Navarro Domínguez
“Son las 4 a.m. y ayer me acosté a la 1:00 a.m. , así son todos mis días. Madrugo para llegar a la universidad antes que mis compañeros y poder sentarme en la primera fila de clase. No tengo tiempo de desayunar ni de merendar, ando estresada con el tiempo y ansiosa por mis notas. Tomo más café que agua durante el día y no sé si esto está afectando mi salud”, afirma Sarah Ferro, mientras lee sus apuntes para la clase de morfofisiología.
​
Durante la preparación en la carrera universitaria, los estudiantes de Medicina están sometidos a diversos factores que podrían llegar a ser adversos para su salud mental. Muchos son inherentes a la naturaleza de la misma formación, como la exigencia académica y el entorno altamente competitivo.
​
"No puedo, tengo que estudiar y estoy estresada, espero con ansias el fin de semana para poder estudiar lo que no alcancé a repasar en la semana. No tengo tiempo de estar con mi familia ni amigos”, añade Ferro, quien es estudiante de Medicina de la Universidad de La Sabana.
​
Las enfermedades mentales llevan a que los estudiantes se mediquen.
Foto: Pixabay
​
Según el psiquiatra Lizardo Cruzado Díaz, diversos estudios han demostrado que los estudiantes, al inicio de su carrera médica, presentan una carga de morbilidad psiquiátrica comparando con la de los estudiantes de cualquier otra carrera. En otras palabras, se verifica un deterioro de la salud mental.
El incremento de las tasas de depresión y trastornos de ansiedad son unas de las consecuencias de daño mental, aumentando el consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas por parte de los estudiantes. Por otro lado, se presentan cuadros de bulimia los cuales pueden llevar al pensamiento suicida.
En un estudio publicado en diciembre del 2016 por la Journal of the American Medical Association (JAMA), los investigadores encontraron que el 27% de los estudiantes de Medicina en el mundo sufren depresión o tienen síntomas de ella, y el 11% informó pensamientos suicidas durante su etapa de estudiantes en la escuela de Medicina.
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
Ana Orsolani, estudiante de Medicina de la Universidad de los Andes explica los tres puntos específicos que afectan la salud mental del estudiante y su desempeño académico: Estrés, presión y depresión. En primer lugar, el estrés es causado por la alta competitividad, esto lleva a que el estudiante se sienta presionado por parte del docente o del alumno, lo cual puede llevar a una depresión.
María Cristina López, cirujana plástica oncóloga, explica que el primer síntoma de enfermedad es no tener conciencia de enfermedad. “Cuando terminé residencia, atendíamos cirugía de guerra en el Hospital Militar Central. Apenas oía los helicópteros me ponía en alerta. Tuve que subirme a un helicóptero para quitar ese condicionamiento”.
La doctora López, afirma que los médicos sí viven con estrés siempre, sobre todo los cirujanos, porque cuando operan quedan comprometidos con el paciente. “Nuestro tiempo no nos pertenece. Pero nos gusta vivir así”.
​
María Paula Rodríguez, estudiante de Medicina de la Universidad del Rosario menciona el síndrome Burnout. “Es una serie de respuesta a situaciones de estrés. Esto afecta la salud mental como el desempeño profesional. Además, la persona que lo padece desarrolla una imagen negativa de sí mismo y esto ocasiona actitudes negativas en el área laboral”.
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
Infografía por: Mariana Navarro Domínguez
​
​
Miguel Orticochea, cirujano plástico y reconstructivo, se plante la pregunta de porqué la enfermedad mental es tan común en los médicos. Después de varias investigaciones llega a la siguiente conclusión: “Trabajamos con la enfermedad y la muerte, a qué persona sana se le ocurre trabajar con eso”.
Jorge Niño, jefe de ginecología del hospital Universitario San Rafael, explica las dos enfermedades mentales que se generan para los estudiantes de Medicina: depresión y ansiedad. Por un lado, la ansiedad se genera por el estrés, sobre todo en los exámenes prácticos y orales.
“La carga existencial en los turnos como trabajar de noche produce cansancio y eso ocasiona depresión. Otro factor influyente en la depresión de los estudiantes son las notas. Medicina tiene la particularidad de que muchos estudiantes pierden los semestres por la cantidad de estudio y esto va generando a largo y corto plazo sensaciones de frustración”, afirma Niño.
​
Paulina Ferro, psicóloga clínica egresada de la Universidad de los Andes explica que Medicina puede generar las mismas consecuencias para tu salud mental como cualquier otra carrera. Sin embargo, esta tiene unas demandas y exigencias más pesadas que las otras.
​
"Los horarios que se les permite para descansar, para hacer ejercicio y tener una vida social hacen parte de tener una salud mental. Por eso es importante equilibrar esos espacios y tendrán así una menor probabilidad de sufrir estrés y depresión", explica Ferro.
Según el doctor Jorge Niño, docente de la Universidad El Bosque, un estudiante de Medicina en promedio estudia el doble de un estudiante de otra carrera. Si añadimos el estudio, exámenes, prácticas, laboratorios, más los turnos que se hacen después de sexto semestre en la noche, puede generar mayor estrés y en algunos casos esto llevará a la depresión.
Por otro lado, María Cristina López, con maestría en educación, cuenta que algunos médicos usan la exigencia académica como método de prevención para combatir el problema de salud mental, con el fin de que el alumno aprenda a trabajar bajo presión.
​
Según un informe publicado por El diario de salud, las tasas más altas de desgaste emocional se encontraron entre médicos de cuidados críticos y neurólogos (48 %). A pesar de que el desgaste emocional se puede evitar o tratar, solo el 45% de los médicos encuestados que trabajan en hospitales cuentan con programas de prevención.
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
Jorge Niño, expresa que una vez se es médico también hay una mayor depresión. “Medicina es una de las carreras más costosas en Colombia y los sueldos no se comparan con los sueldos que generaron esos gastos en la universidad. Además, los médicos tienen que trabajar en dos sitios para poder tener un buen sueldo, y esto implica mayor desgaste físico”.
Niño deja un mensaje muy claro para todos los estudiantes y docentes de la Medicina: “Ya el estrés no son los exámenes, sino la vida misma”.
“Hay tres categorías del síndrome Burnout: los rasgos de personalidad, los factores organizacionales y los factores culturales. Son reacciones de diferentes niveles: leves, moderados, graves y severos que dan frente al estrés. En los leves, se encuentran espasmos musculares, en los moderados: patrón de sueño, en los graves: depresión y finalmente en los severos: casos de intento de suicidio”, explica Rodríguez.
​
UN MERCADO INCIERTO
Oferta laboral limitada, malos pagos y precarias condiciones de trabajo son situaciones que día a día tienen que enfrentar los médicos.
Por: David Andrés Molina Díaz
Según el último informe del Ministerio de Trabajo, para el 2018 existía un déficit de 30.000 profesionales de la salud: la urgencia médica colombiana es una realidad incierta, por un lado, los futuros profesionales no tienen unas garantías en el mundo laboral y por otro parte la población civil clama por un servicio de salud eficiente.
​
La extensión total del territorio colombiano es de 1.141.748 Km ², y en los 32 departamentos en los que se divide la nación habitan un poco menos de 50 millones de habitantes que para acceder a un buen servicio de salud deben vivir en las ciudades más importantes o capitales departamentales.
Realizado por David Andrés Molina Díaz
Las grandes distancias entre los centros médicos, la escasez de estos profesionales en zonas rurales y el saturado mercado de salud al que se somete Colombia hoy en día, augura una crisis casi inminente en materia de salud pública.
​
El panorama nacional preocupa a la población civil y es imposible no plantearse interrogantes como ¿por qué es tan subdesarrollado el mercado laboral para los profesionales de la salud en el país? y según el contexto actual ¿qué tan factible es ejercer la Medicina en Colombia, donde los costos de pre-grado son muy altos y la retribución económica es a un plazo de hasta 9 años?
​
Natalia Rubio, doctora de la Universidad de La Sabana, explica su situación actual, reflejo de muchos profesionales que buscan consolidarse en un mercado laboral inestable.
Para Natalia, las ofertas laborales existen, sin embargo, hay un factor de costo efectividad que no le permite al médico elaborar un plan de vida sano y estable. La modalidad de contratación de las Entidades prestadoras de salud (EPS), en su mayoría, es por prestación de servicios. Las pésimas condiciones laborales, turnos extenuantes y una remuneración vergonzosa es el pan de cada día, afirmó Rubio.
Realizado por David Andrés Molina Díaz
La falta de unidad en el gremio médico es evidente. Muchos de los doctores que aceptan ese tipo de trabajos, según Natalia, aceptan estas modalidades de contratación porque se conforman con sueldos que, aunque, distancian de un pago bueno, la necesidad y la demanda son el escenario perfecto para las EPS, que buscan obtener el mayor beneficio al menor costo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los sistemas de salud de países de ingresos medios/bajos, como Colombia, deben tener mínimo 25 médicos por cada 10 mil habitantes. El panorama nacional es de 19 médicos por cada 10 mil habitantes.
​
¿Realmente en Colombia hay un déficit de personal médico?
​
Según el presidente del Colegio Médico Colombiano, Roberto Baquero, más allá del déficit corroborado por el Ministerio de Salud, la realidad de la cantidad de profesionales de la salud es incierta, pues el censo no ha sido riguroso y las cifras no son acordes a la realidad.
​
Pero sin lugar a duda, no es un misterio para nadie, que los centros médicos requieren de mayor personal, que alivie la saturación de estos. Sin embargo, Baquero afirma que nada más el distrito capital cuenta con personal médico que supera el promedio latinoamericano.
¿Realmente el problema es la falta de médicos o la falta de contratación de estos?
​
La contención del gasto abstiene a las instituciones de contratar personal médico de calidad. La cantidad de especialistas no están siendo remunerados de la manera que debería ser y los que están empleados se conforman con tal de estar vinculados a una institución médica que, aunque, no da garantías, emplea inmediatamente.
​
Realizado por David Andrés Molina Díaz
“Una cita médica para cardiología se demora más de cinco meses, la verdadera pregunta es ¿realmente no hay cardiólogos en Bogotá o es que no los contratan? Uno va y mira cuánto les están pagando por una hora de consulta y uno entiende por qué no hay médicos disponibles”, dice Roberto Baquero.
​
Si bien existe un problema de contratación de personal médico, ¿por qué el Estado no toma acción para políticas públicas médicas que garanticen una cobertura óptima al civil y unas condiciones laborales salubres para los doctores?
​
Lo único cierto es que las condiciones laborales actuales para los profesionales de la salud no son justas. La única manera de exigir un cambio en materia de salud pública radica en el cumplimiento de leyes que cobijan tanto al médico como a la prestación del servicio.